Cuando no hay mucho que decir
o decir algo no significa mucho
y haya que callar
callar para escuchar
el canto de los pájaros sobre las ramas
el revolotear del viento en las hojas del naranjal
y esperar su presencia audible en mi ventana
donde se puede observar que nadie pasa
que nada pasa
y todo está vacío
de mañana de domingo
y todos duermen
y apenas se apagan las luces del vecindario
en estas mustias horas del café y el mate
y la leche tibia y galleta de avena
del crujir y el sorbo
entre el amargor y el dulce
cuando ya no hay nada que decir
porque no hace falta
y me guarde las palabras de mañana en los bolsillos
mientras regresa la sed
y el hambre
y la pregunta
en medio de la impaciencia
tome de la cosecha de este albor
mezcla de azul
y rojo
y amarillo
que se plantan frente a mi casa
y en sus fauces
todo engullen
como brumas
pienso que no estoy solo
que como yo alguien ve el horizonte partido en dos
al mismo tiempo
y visiones se entrelazan silenciosas y desconocidas
guardando un poco de ausencia
y de falta
de lengua y de voz
para qué sirve
en esta hora
el tiempo de la certidumbre
si no puedo pensar
la hondura de mi simiente
ni en la falta
de mi falta
que no tienen mis palabras
cuando las necesito
cuando el sol queme
este lienzo multicolor
y todo sea verde
en aquella esquina del trópico
y marrón
en los cerros de Lima
y luego venga la lluvia
y falte en un lugar del Atacama
cuando yo falte
y vos también
y alguien en su ventana sienta como yo siento
esta premonición efímera de la ausencia
que se dilata a galope
ojalá pueda guardar para otros días
en forma de silencios
la felicidad y el miedo en el mismo baúl
y más allá en contra de su voluntad
su fuego interior abrace a un solo
hermano mío
si tenés forma de mirar el cielo por la mañana
de este domingo y de todos los domingos
y todos los nombres de los días
no importa si son lunes o martes
porque quiero nombrar domingo
a todos los días
de los días
hermano mío
desde tu ventana
abarrotada y carcomida de óxido y egoísmos
donde otros pusieron antes que vos sus manos
sus manos sobre el metal
sus manos sobre tu sacra piel
sus manos sobre tu santo espíritu
sus manos sobre el llanto
de tu lejana madre y de tu padre muerto
tus manos sobre mis manos sucias
y sobre las brasas de tu fuego
suspirá —
que yo por vos suspiro
mientras se apacienta la impaciencia
de los hombres con armas y garrotes
y que no tiene valor alguno
para el fatal futuro que habrá de venir
que ahora nos engaña
para no mirar
para no callar
para no dejarnos quietos
para ir por sobre nosotros mismos
para nuestra propia aniquilación
por eso levanto mis manos
como un gesto de mi rendición
de mi derrota
de mi propia nulidad
de mi cobardía absoluta
pues ya están aquí
los días de las palabras
afiladas como bayonetas
la palabra adoctrinada
la palabra domesticada
en la boca del arlequín
las palabras que hiparon los hipsters
y que nadie quiso escuchar
yo hermano mío
te regalo mis domingos
te regalo el cielo
que todavía existe
en estas horas
del amanecer
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Autor:
Axioma (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 6 de julio de 2025 a las 18:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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