Ya no puedo más,
desearía no haberte visto
aquella fría tarde,
con tu pelo rubio,
tus pintas góticas
y tu media sonrisa
que me hipnotiza
cada vez que te veo.
¿Por qué no puedo
simplemente ser normal?
Y dejar de creer que
si no existo es mejor
para mí y los demás,
ojalá pudiera amarte
más de lo que me odio
a mí y a mis reflejos.
Soy un eterno resplandor,
un perfecto impostor.
Una pieza mal impresa
en el rompecabezas que
tenemos vos y yo.
Por favor, no mientas,
¿Acaso estarías con alguien
que no puede escapar
de su propio cinismo,
de su propia sombra,
que se ríe de su dolor
y llora en silencio cuando
no se está desangrando?
¿Podés entenderme
o sos como todos los demás?
Con sus vidas llenas
de alegre ignorancia,
de grandes esperanzas,
esperando jubilarse
y morirse en un jardín
repleto de nostalgias.
Soy un eterno resplandor,
un perfecto impostor.
Una pieza mal impresa
en el rompecabezas que
tenemos vos y yo.
Ya es costumbre
verme al espejo y decir:
Qué feo estás hoy,
ya deberías afeitarte,
ya deberías aislarte...
ya deberías matarte,
así ya no tendrías
nada que despreciar.
-
Autor:
Rosendo Ruiz (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 5 de julio de 2025 a las 05:54
- Categoría: Triste
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.