En los confines del zafiro inmenso,
donde el espíritu inquieto aletea,
mientras la luz divina centellea,
detiénese el pensar, profundo, intenso;
por senderos de tiempo, tan propenso
a desvelar lo que el mortal desea,
batalla entre lo real que alardea
y el dulce idealismo, tan suspenso.
Cual peregrino en nieblas sumergido,
surcando abismos de honda reflexión,
persigue un imposible presentido;
mas halla, al fin, la lúcida comprensión:
que entre lo terrenal y lo fingido,
la verdad reside en simple comunión.
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Autor:
Javier Julián Enríquez (
Online)
- Publicado: 1 de julio de 2025 a las 17:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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