Te imagino con tu suave movimiento,
como se desabrocha el silencio
a pesar del bullicio que deja la lluvia...
Tu nombre roza mi memoria
que ya es tuya, ahí estás
con tus rayones de luces
que parecen estrellas parpadeando...
Hay lugares en mí que sólo eres tú,
mi recuerdo de guarida laberinto
que después de tantas vueltas,
ahí vuelves, o quizá nunca te has ido,
cobijo mis deseos al borde
de las orillas frías de mis sueños;
no te llamo, es cierto,
pero vuelve tu lucero inacabable,
más el deseo que no pide permiso
evoca los sonidos de los pájaros
que despiertan mi amor ahogado,
la madrugada vuelve a oler a mar
y tu encaje de vestido está mojado;
llegaste a mi destino, a mi choza
y a mi tiempo de sueños repetidos,
y no quiero despertar.
©.
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Autor:
Edwin Acosta Pena (
Offline)
- Publicado: 1 de julio de 2025 a las 07:05
- Categoría: Amor
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: Sierdi, Mauro Enrique Lopez Z.
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