Tu olor no se disipa de mi alma, que aún te respira. Sin querer, repito a veces momentos que fueron tuyos, momentos nuestros. Es solo que ya no tengo la fibra de tu piel de seda, esa que a la mía le daba la vibra que la volvía candela… sin herirla. Tú nunca serás, porque para mí, siempre eres. Eres mi tristeza sin calma, mi nube pasajera, esa mirada que se pasea —una y otra vez— por la vereda. Y aunque despierte y ya no te tenga, te tengo: eres cielo, porque vives en mí, porque mi alma... llenas. Eres lluvia fresca, y aunque mis manos heladas tengan que seguir otra cuesta, sé que te llevo conmigo en otros besos, hasta cuando en otro cuerpo me entrego.
-
Autor:
Erika Castillo (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 28 de junio de 2025 a las 05:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.