Había despertado hace ya muchos años,
y se había ido hace no tantos.
Nunca supe su nombre,
pero recuerdo su voz.
Vestía de armadura
y caminaba con dificultad.
Me contó que no recordaba quién era,
que era de otra era, de otro lugar.
Me habló de lo que podía recordar,
De lo que amó,
de lo que más quería.
Dijo:
“No tengo camino ni misión.
Deseo seguir viviendo hasta perder la razón.
Es el destino de los que mueren
y saben que han vivido.
Deseo vivir en muerte
todo aquello que en vida no he podido.”
Me di cuenta de que la luna
se había convertido en los ojos de la muerte.
Sentí mucha tristeza al saber
que ella solo había llegado hasta los diecinueve.
Escribo mucho sobre no muertos.
Siento un vacío en el pecho.
Creo que fui infectado con su dicha
y con su duelo.
¿Por qué seguía caminando
si ella ya había muerto?
La luna se convirtió en sus ojos.
No puedo ignorar su brillo.
No puedo ignorar nada...
menos todo aquello que no he vivido.
-
Autor:
Mensis (
Offline)
- Publicado: 28 de junio de 2025 a las 03:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.