Diario (27 junio 2025)

Matias 01

El hombre se escurre como el agua en su larga

despedida,

por las calles de la ciudad

que crece y se hace más peligrosa

siempre,

todos los días,

con los pasos cada vez más cortos,

que se van acumulando,

mientras sus ojos van reflejando la luz

como una piedra

 

¡Siempre nos vamos yendo, marchando

en silencio

con las vendimias destrozadas,

las deudas, el mismo par de pantalones

y un largo amén…!

 

Siempre nos falta Dios, siempre se nos va,

mientras nos vamos quedando

bajo un montón de amapolas,

imaginando cómo será la vida inmaterial,

después que nos ladraron

todos los perros del camino.

Siempre estamos pensando en cómo será ir

desapareciendo del pensamiento

de la gente,

del aire superior, epistolario

que nos agarra del brazo

y nos hace regresar solo al atardecer…

 

Tú sabes encender la luz en las penumbras

estrangulando alguna estrella,

bajo la espesa sombra

del silencio

Tu sabes calcinar al cuerpo que se esparce

por el suelo, aquel

que desde su ceniza te dice “bésame…”

 

El tiempo llega despacio, se entretiene

entre los ojos 

y la sangre sube

con todo su perfume por las bocas

que están como mar besando

al mundo que ya no puede contener.

La húmeda piel como un enorme campo

arrasado

también murmura “bésame…bésame”

 

Dormida o en movimiento, tus manos, junto

a las manos del aire

endulzan

el parpadear de los cuerpos

que sumidos en un río de alfabetos rotos

van avanzando hacia su muerte

 

Nadie llegaría tan lejos si no nos arrastraran

los rastros húmedos

de alguna abeja

que a manos llenas nos espina

el sueño

Es así que seguimos, una y otra vez, en la ruta

del destino,

entre la luz y la sombra del desvelo…

Es así que te recuerdo y a través del aire

te invoco diciendo “bésame…”

 

Porque tu regresas siempre, para abrigar

la morada

de la agreste fiebre de frío

que corta como un cuchillo desafilado, el largo

camino de la noche.

 

Los barrotes están vivos y los altos muros

florecientes,

el café oscuro espera

y yo estoy pensando en ti,

en los cielos de esos mundos callados

donde ya no cabe la tristeza.

¿Porque?

¿Porque una mariposa revoloteando llega

y una paloma canta,

como si me cantara?

 

Quizás recordarte, pensar en ti mirando

el horizonte

es invocar con la voz de todo el cuerpo,

a los pájaros de luz con quienes te has ido

y pedirles

me arrastre

hacia ese beso que dejé olvidado y aun

hace estremecer al aire

 

Estas tratando de atrapar el palpitar de la herida,

aún caliente,

sobreviviente,

al lado del corazón plegado sobre sí mismo.

Estas tratando de no huir

de las palabras,

de aquellas que siempre llaman

desde el sueño, desde el destino,

desde la luz que nunca muere…

 

Te miro las manos, con su rosario y las plegarias

acumuladas

y toda esta excavación

ensayando

la recuperación de tu existencia

Te miran también mis sombras como si

te oyeran hablarle

a la paloma asustada que venció

al enorme reino de los amores sepultados.  

 

Quisiera recoger mi imagen besando tu montaña,

rescatar mi angurria

sobre el sol resbalando

allí donde germina tu corazón

y se hace dulce la luz

de los abandonados.

Quisiera estar menos adolorido,

junto a la única rosa que sobrevive como alma

en mi corazón.

 

Cada instante con su cansancio,

con su montón de tierra,

sus huesos, sus rejas,

su sed de mediodía, su bullicio desdeñoso

su ausencia y su infinita noche,

y su color oscuro, sus ojeras

su soledad y su traje negro.

Cada momento con su espejo y su luna

sonriente,

sus ángeles caídos, sus mariposas

moribundas

cada minuto, cada segundo…

 

Tan ardua la tarde,

tan lenta la hora, tan viejo el reloj

tan larga la noche,

tan pesado el silencio, como una loza

callando,

insistentemente muriendo…

Tan duro el olvido, el dolor cruzado,

la ubre de llanto,

el profundo sueño, tan difícil

tan transparente,

tan nadie, tan nada, tan solo,

tan solo…

 

No acaba, no acaba la espera

la desnudez total, la ausencia,

los versos tristes, la puerta lacrada,

la boca abierta, el beso suave, erótico,

interminable,

la respiración, los pájaros ardientes,

la religión del cuerpo,

los grillos del aire, los orgasmos,

la suave boca en la raíz de las rosas,

la mirada húmeda,

la luz quedándose adentro, derramándose

no acaba, no acaba…

 

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