Tú me enseñaste a amar en la ruina,
en la penumbra donde el goce muere,
a deshojar la flor que se reclina
sobre el abismo que nadie prefiere.
Me diste amor como lúgubre cenicienta,
con labios rotos, con voz desgarrada,
y aun así fue tu entrega la más lenta,
la más sublime, la más anhelada.
Tú me enseñaste a ser feliz llorando,
a reír con la sombra por testigo,
a celebrar que el mundo va sangrando
si en mi costado se adormece el trigo.
Fuiste alborada en mi región marchita,
relámpago en mi noche sin regreso,
y en tu candor halló mi piel maldita
el sacramento oculto de un comienzo.
Contigo supe amar sin esperanza,
con la ternura enferma de los locos,
y fue tu voz, mi poética balanza
que dio sentido a mis silencios rotos.
-
Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 24 de junio de 2025 a las 21:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Eduardo Rolon, MISHA lg
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.