Me juró , de su amor eterna gloria,
con un beso vestido de ilusión;
sin saber que llevaba la cicuta
portadora de pérfida traición.
Yo quedé con el alma destrozada,
mientras ella, reía sin cesar;
sin creer que su ingrata y cruel perfidia
podría yo olvidar.
Hoy camina su vida sin destino,
porque nadie la sabe ya querer;
porque todos conocen plenamente
su manera mortal de proceder
Mientras tanto, mi vida ha florecido
con la magia divina del jazmín;
que le ofrece a mis días su fragancia
con su color carmín.
Autor: Aníbal Rodríguez.
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Autor:
Rafael Escobar (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 23 de junio de 2025 a las 10:07
- Comentario del autor sobre el poema: Estrofas con la estructura de la rima 46 de Bécquer; a las cuales yo les agrego dos estrofas con pie quebrado.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
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