I
El sol brillaba naranja.
El aire tranquilo abajo
y los pájaros cantaban,
desde ceibas, para el cielo.
II
Dos aves negras salieron del cielo,
desaparecieron entre las nubes;
nubes púrpuras y candentes rayos,
tímidos rayos de sol. ¡Adiós, día!
III
Vi un álamo, alto, ramas encorvadas.
Hojas cuelgan por sobre agua y perfume,
suspirando por las gentes que amaron.
Sobrepasando la arena del tiempo.
IV
Andando solitario, vi posado
—en medio del campo— sobre su altar
a un buitre, reposando satisfecho;
tras cuando en otro, nuevo y bello día:
¡El aire despide a la pestilencia!
V
Un haz de luz revive, vencedor
contra el cortinaje de la tormenta,
que, como capa negra de rey fastuoso,
pareciera cernirse sobre mi alma.
Agradecido, noto las bondades
de la Tierra, para el bien del ser vivo.
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Autor:
A. N. Arias (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 22 de junio de 2025 a las 16:55
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 1
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