A Isaac

David H. Rosales

Semilla de la luz misma eres
en crespo argonauta florecida.
No hay tarde en el ayer desleída   
ni dolor presente que no alegres

con tu voz de cielo y ave, 
y el agua saltarina de tu risa.
Pequeño Jasón, el viento riza 
tu pelo mientras diriges la nave

hacia los reinos que vislumbras 
en medio del barro y de la arena, 
entre piedras o criaturas extrañas. 

¡Feliz aventurero, todo lo alumbras
cuando abres el tesoro de tu plena
fantasía y nos cuentas tus hazañas!

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