Semilla de la luz misma eres
en crespo argonauta florecida.
No hay tarde en el ayer desleída
ni dolor presente que no alegres
con tu voz de cielo y ave,
y el agua saltarina de tu risa.
Pequeño Jasón, el viento riza
tu pelo mientras diriges la nave
hacia los reinos que vislumbras
en medio del barro y de la arena,
entre piedras o criaturas extrañas.
¡Feliz aventurero, todo lo alumbras
cuando abres el tesoro de tu plena
fantasía y nos cuentas tus hazañas!