Las aves me persiguen
como si mis hombros
fueran ramas dulces,
y guardaran
el secreto de los nidos.
Las aves me persiguen
con ojos de siglos,
como si en mi pecho
palpitara un árbol
a punto de cantar.
Y yo no corro,
me quedo quieto,
abro los brazos.
Las aves me persiguen
porque saben que traigo
memoria y relámpagos.
Las aves me persiguen...
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Autor:
Astronauta (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 20 de junio de 2025 a las 19:52
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 6
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