Por donde miro, se alzan grandes montañas
aquellas que cierran mi glorioso paso
murallas de vidrio de absurda aspereza
esas montañas son las que me han encerrado.
Y cada que las veo, escudriñan selvas insondables
por más espejos y reflexiones, ni la luz arrima
turbios espacios, sin vida ni ventura concebible
ríos áridos, difuntas ceibas, repulsión insigne.
¿Dónde me encuentro yo? No lo sabría decir
ni un cuarto, ni paisaje, ni mar, ni vacío
solo sé que quiero llegar allí, al otro lado
ya no puedo tocar, oír, ni oler sus espacios.
¿Si tan mal son esos parajes, para que quiero ir?
¿Será conocer? No lo es, no me lo puedes decir
cada reflexión, que opaca la luz toca mi espectro
y sin poder estar en ningún sentido, añoro eso.
El susurro de lo inerte, trata de seducirme
me arrastran el espíritu, me obligan a ceder
a dejar de vivir, y entregarme entre lo escabroso
y encerrarme con injustos engaños alienados.
Revés tonto, querer cruzar a esas crueles tierras
en cuales la soledad se iguala a la tristeza
y las montañas se vuelven planicies malvadas
nadie las camina, solo hay lo que ya ha existido.
Escalar a esas montañas para descender
sin poder romper cristales o poder mover
¿Estar del otro lado es lo mismo, de que sirve?
Todo me pide estar en algo que nunca quise.
-
Autor:
J.M Aceros Bernal (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2025 a las 14:43
- Comentario del autor sobre el poema: La perspectiva del mundo.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.