Ella era parte del paisaje,
como el sol de las seis, como el polvo en el aire.
María “Botes” le decían,
porque en los botes hallaba su trono,
su descanso, su esquina del mundo.
Caminaba sin rumbo,
con los ojos llenos de historias que nadie quiso leer.
A veces aceptaba ayuda, otras veces, solo silencio.
Respondía con groserías si se sentía herida,
pero detrás de su voz áspera,
había una mujer habitando el olvido.
Frente al bullicio indiferente de Fresnillo,
ella era testigo y fantasma.
Vivió ahí, entre miradas que no miran
y pasos que no se detienen.
Solo ella conoce los poemas de sus ojos,
los que no caben en un letrero,
los que nadie preguntó.
Solo ella desgranaba sus penas
y cada día
sepultaba sus sueños.
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Autor:
Astronauta (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2025 a las 12:00
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: Nelaery
Comentarios1
Qué bonito poema , en recuerdo de alguien que guarda tantas historias, y que, al mismo tiempo, es incomprendida y olvidada por tantos.
Es muy emotivo.
Me recuerda a varias personas.
Muchas gracias por compartirlo.
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