DIÁLOGO

Hernán Mejía Silva

Me dijo, «renuncié a todo»,

y le creí, su esencia era ligera,

siempre lo fue,

aun en esos sueños extraños

donde los absolutos son un problema,

soñar despacio y vivir deprisa.

 

«Desperté de mi condena», continuó,

por años y años,

se marchó y regresó después,

desde el inicio hasta la última era,

«olvidarme de todo, eso elijo, diario»,

silenció la brisa.

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