La distancia

La distancia

¿Qué hemos hecho, dulce amor?
Dime niña, ¿qué te ocurre?
Que la vida de alegrías
ya ha perdido la costumbre,
que los labios no se crispan,
que los besos se consumen
en tocar la piel bohemia
con el alma sufre y sufre;
en decir, la vida es grande,
es vital, es como un úber,
como versos de una historia
que al hacerla, se descubre.

Toda marcha diferente
desde el día en que te tuve
con los ojos de lucero,
con la risa que seduce,
con las manos, señalando
efigies entre las nubes,
con los labios, en orquesta:
tiernos, bellos, listos, dulces.
Pero, fue de pronto un roce
de palabras, cual palustre
con el ritmo de un romance
que revela todo yunque;
allí, donde el viento escribe,
allí, donde el lodo pudre,
allí, donde recuerdes
aquel beso sin estuche
que excitó tu dermis, toda;
toda gana, aunque te frustre.

¿Qué hemos hecho, solo dime?
¿Qué ha pasado sin ajustes?
Porque el pecho es una escuela
que recorre por las urbes;
así, como aquel abrazo,
domador de muchos puzles,
los que siempre fueron gozo
de aquellos ojos azules.
Al pensar, en el instante
y decir, nunca lo supe,
mentiría, que te espero,
con el alma, noble duque,
mascullando, mi volcán:
dame un beso en que nos dure
la grandeza de ser dos
sin saber que somos dúplex.

¿Qué hemos hecho, tierna gloria?
¿Qué nos pasa con el bucle?
Si en el tiempo nos hablamos,
la distancia nos presume.
Anda, dilo, lo más breve,
deja a un lado cada buffer,
que no quiero intermediario,
suficiente con la mugre;
esa espina que taladra
sin permiso y con empuje.

Dime, niña, ¿qué nos pasa?
Que viviendo nada bulle,
siento el llanto que me ahoga
y la pena como un búnker,
¿donde estás, tesoro mío?
Es que verte a mí, a mí me urge,
ya no me hagas más sufrir,
que de mí nadie se burle,
¿qué hemos hecho, dime qué?
Que el miedo no me derrumbe,
porque pasa el sufrimiento
y el tormento me destruye.

Dime, niña, ¿por qué así?
Hace un año y hoy se cumple,
que ni yo ni tú sabemos
lo que alguno se pregunte:
¿porqué están tan divididos,
si el amor es un disfrute,
que comienza en un domingo
y termina un día lunes?
Solo pido, que me digas,
sin querer que así lo dude,
¿dónde fue el amor aquel?
¿Dónde quepa nuestra cúspide?
O mejor, dime mi amor,
¿dónde quieres que te busque?

                     Samuel Dixon