Se jactaba de todos sus laureles;
pretendía, que aquello fuera eterno,
no pensó, ni siquiera en el averno,
con los golpes que daba, siendo crueles.
Era un loco subiendo decibeles
sin pensar ni siquiera en el invierno
y creía, que todo subalterno,
para siempre serían todos fieles.
Pero vino aquel triste desenlace:
—Con la antorcha prendieron una hoguera
y quemaron su «eterna» primavera,
la que nunca, aunque quiera, no renace,
porque muere inclusive la quimera,
como muere el dolor que te deshace.
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Autor:
Freddy Kalvo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de junio de 2025 a las 12:33
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 0
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