Freddy Kalvo

La jactancia

Se jactaba de todos sus laureles;

pretendía, que aquello fuera eterno,

no pensó, ni siquiera en el averno,

con los golpes que daba, siendo crueles.

 

Era un loco subiendo decibeles

sin pensar ni siquiera en el invierno

y creía, que todo subalterno,

para siempre serían todos fieles.

 

Pero vino aquel triste desenlace:

—Con la antorcha prendieron una hoguera

y quemaron su «eterna» primavera,

 

la que nunca, aunque quiera, no renace,

porque muere inclusive la quimera,

como muere el dolor que te deshace.