La pelota no entraba,
no había manera, ni
por activa ni por pasiva,
ni por acoso ni por derribo,
y en esa impotencia
ya firmada y declarada,
decidí olvidarme del fútbol,
imaginar, pensar que hay
otros mundos en los que ser
feliz —o dichoso mejor, ya que
la palabrita de marras está
tan denostada que...— es dable,
y me retiré, colgué las botas
alto, en los cables de alta tensión
que cruzan las casas de mi barrio
como espada de Damocles, y resp
iré con menos agobio, el aire
parecía entrar en mis pulmones
como menos cargado de cieno,
de esa cargazón que los tabaqueros
más empedernidos sienten en la gar
ganta, y la vida empezó a mirarme
con más condescendencia y ya, pelo
ta y pie se amigaron de otra manera,
con más amor, con no tanta exigencia,
donde la excelencia obligatoria su efecto
no alcanzara, no agobiara la pituitaria
congestionándome las fosas, restándome
capacidad física para llegar a las inmedia
ciones del área contraria...
La pelota no entraba, y eso, a la postre,
lo concebí como la mejor noticia
que cualquier telediario que se precie
podría pregonar ondas herzianas
mediante; y empezé a disfrutar del asueto,
de la grandeza y anchura de no hacer
nada si no se me terciaba, de la holgadez
que entrañaba vivir a demanda, sin nada
ni nadie que marcase los segundos
de mi reloj, de mi estar en este mundo...
La pelota no entraba...
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Autor:
Albertín (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 12 de junio de 2025 a las 07:59
- Comentario del autor sobre el poema: Es lo mismo que sucede por dentro cuando algo empieza a romperse...
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra I, Paris Joel
Comentarios1
Genial! Pues lo importante no es que la pelota entre si no todo lo que hacemos para que llegue, y con eso, es suficiente. Enhorabuena! 🥰💕👏👏👏
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