En tus ojos, un mar de luz sin fin,
donde el sol cada aurora se refleja,
hallé el eco de un dulce confín,
la paz que mi alma tanto anhela.
Y en tus labios, la seda del misterio,
un beso que no es solo un roce vano,
sino el comienzo de un nuevo hemisferio,
donde el tiempo se abraza con mi mano.
Es la ironía del destino, ¿no lo ves?
Que buscando la calma en mil caminos,
la encontré al fin, sin ninguna vez,
en el simple cruce de nuestros destinos.
Y es paradoja que en tu suave voz,
descubra el grito que mi ser pedía,
un canto mudo que me hace sentir veloz,
la vida misma en cada nuevo día.
Así, en el lienzo de tu mirar profundo,
se pinta un mundo que nunca imaginé,
un despertar que es más que ser segundo,
es el arte de sentir que al fin te hallé.
Y cada instante, un verso lento y puro,
desgarra el velo de lo que ya no es,
para tejer un futuro seguro,
donde el alma sagrada siempre teje.
Ecos del alma callada
Alguien susurró en la brisa de un ayer,
que el corazón que en verdad te siente,
puede escuchar el alma florecer,
aun cuando el silencio se hace presente.
¡Qué irónico! La voz que más resuena,
es la que calla, la que espera atenta,
mientras el ruido del mundo nos encadena,
y solo un alma afín nos desencanta.
Es paradoja que la soledad profunda,
ese banco frío donde el tiempo se va,
sea el lugar donde el ser se inunda,
de la verdad que el ruido no nos da.
El sabio observa, sin prisa, sin afanes,
el vaivén de un mundo que no escucha,
mientras su silencio, entre mil desmanes,
es la más pura y sabia lucha.
Así, en la quietud de un ser ausente,
donde la sombra se tiende sin dolor,
se esconde el eco de lo que es urgente:
la melodía del auténtico amor.
Porque no es con gritos que el alma aclara,
sino en la entrega de un silencio fiel,
la verdad de quien te mira y te ampara,
desnuda y pura, sin velo ni piel.
JTA.
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Autor:
jtaltuve (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 10 de junio de 2025 a las 23:01
- Comentario del autor sobre el poema: Desde lo más hondo de mi sentir, me inspiro en esos instantes fugaces que a menudo pasamos por alto, esos destellos de la vida cotidiana que, con una mirada atenta, revelan universos. En las imágenes que dan vida a estos versos, encontré el eco de mis propias experiencias, de mis propias búsquedas. Me lleva a reflexionar sobre la belleza de las pequeñas cosas, sobre cómo un simple amanecer al lado de alguien puede ser un bálsamo para el alma, un renacer constante. Es una invitación a valorar la presencia, el silencio compartido, la dulzura que reside en lo más simple. Me inspiró la idea de que la verdadera profundidad no siempre está en lo grandioso, sino en lo íntimo, en la conexión genuina que a veces se esconde detrás de un beso o una mirada. Me lleva a indagar en la complejidad del silencio y la paradoja de la comunicación. ¿Cuántas veces hemos sentido que nuestras palabras no alcanzan, o que lo más importante se dice sin ellas? Me inspiró la profunda verdad de que quienes realmente nos conocen, aquellos que nos aman de verdad, son capaces de escuchar lo que nuestra alma calla. Es un reconocimiento a la empatía, a la capacidad de trascender lo evidente y conectar con el fondo de otro ser. Con este poema, quiero lograr en mis lectores una pausa, una invitación a la introspección. Deseo que, al leerlos, se dejen envolver por las sensaciones, que las imágenes se materialicen en su mente y que las emociones que evocan resuenen en su propio corazón. Mi propósito es que se conecten con la idea de que la poesía no es ajena a la vida, sino que reside en ella, en cada amanecer, en cada silencio, en cada mirada. Busco que encuentren consuelo, inspiración y, quizás, una nueva forma de apreciar la belleza y la profundidad que se esconden en lo cotidiano, en la conexión humana y en el vasto universo de lo que no se dice, pero se siente. JTA.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
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