Se levanta desde la oscuridad.
Alegre y sonriente, el sol comparte su brillo.
No se preocupa — todavía no conoce el atardecer —.
Su color cambia poco a poco,
y su calor despierta a la fría hierba,
que agradecida le muestra sus colores sin pudor.
Ya son las cinco, y miro su reflejo
en el mar bañado de azul y plata.
Así, el mar mece al sol y parece que lo arrulla.
Ya casi dormido, el sol se funde con el atardecer
y su luz, ahora tímida, se desvanece.
El sol, como un infante, se sonroja ante el horizonte.
Entonces llega la noche, madre del atardecer,
y le extiende sus brazos sin prisa.
Y el sol ya dormido cae en su regazo.
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Autor:
Will (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 9 de junio de 2025 a las 10:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, Poesía Herética
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