Hay en mi morada dos fuegos sagrados,
dos huellas de bruma, dos lazos sellados,
un gris que en la muerte se tornó lucero,
y un ámbar que late, pequeño y sincero.
El gato cenizo, de andar sigiloso,
vivía en la sombra cual rey silencioso;
su amor nos dejó como un manto celeste,
fragancia de ausente que aún permanece.
Y la amarillita, de escaso tamaño,
parece una chispa, un sol de rebaño,
con ojos de miel y maullido encantado,
acaricia el mundo, lo vuelve sagrado.
Ambos son reliquias de amor infinito,
uno ya en la estrella, el otro en mi rito;
mas viven en mí, sin tiempo ni abismo,
el uno en mi lágrima, el otro conmigo mismo.
-
Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 9 de junio de 2025 a las 10:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: pasaba, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, ElidethAbreu
Comentarios1
Gracias amigo El Corbán.
amo los poemas de gatos.
Saludos cordiales.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.