La mirada perdida me lleva al patio de calientes baldosas amarillas, amurallado por paredes blancas que se unen al cielo azul.
El brocal aguanta los cántaros de barro, mientras el tímido trinar de un canario se esparce en el silencio de la siesta, cautivo en su jaula, colgado de la rama de un limonero.
Desparramadas las pilistras en sus tiestos granates, buscan la sombra con sus grandes hojas verdes y un sin fin de brillantes latas, como si escalasen las paredes , portan geranios y florecillas de colores.
Ya se nubla el mirar como se borra la infancia pero tozudamente tornaré al calor de las baldosas amarillas.
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Autor:
Juanmi (
Offline)
- Publicado: 9 de junio de 2025 a las 00:17
- Comentario del autor sobre el poema: Es el vago recuerdo que me queda de las tardes de siesta en las que como cualquier otro niño inquieto, no podía dejar de mirar al cielo y soñar con volar. Veranos en un pueblo de Extremadura.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, alicia perez hernandez, ElidethAbreu
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