En Turbo la encontré, radiante al pasar,
su piel de bronce, un sol en mi sendero,
sus ojos dos estrellas en el vasto mar,
su risa un dulce canto puro y sincero.
Su andar tenía el ritmo de un viejo son,
cadencia que embriagaba mis sentidos,
y en su mirar ardía la más dulce razón,
dejando mi latir por ella consumido.
¿Un sueño o un milagro? Nunca lo sabré,
mas sé que su fulgor aún me persigue,
desde aquel primer instante en que la miré,
mi alma solo en su encanto se erige.
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Autor:
Óscar Martínez (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de junio de 2025 a las 18:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, rubén3k 🇲🇽
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