Son las seis de la tarde,
cuatro horas en el parque.
Me clavo en el césped sin más,
y espero a que la tierra me devore...
Aburrido de la misma vista,
el día se empezó a morir.
Si tan solo vieras mi rostro,
verías a un chico muy roto.
Qué estúpido fui
por no ver más allá de mí.
Todo el esfuerzo
que se esfuma sin fin.
...
Y ahora, solo puedo tratar
de morir con la mínima paz.
...
Salí del parque resignado,
con el viento en contra mío.
Vi una salida en tu mano,
vi tu cara y pensé: "No pierdo nada".
Caminaba junto a vos,
viste mi cara de renuncia.
Te pedí y me diste una bendita,
bendita probada infinita.
Y yo lo disfruté tanto que
me sentí fuera de la vida.
Mis problemas desaparecieron
y la muerte se alejó un momento.
¡Qué sensación!
Sentirte como Dios.
Caer al infierno
y volar hasta el cielo...
...
Y ahora, solo puedo tratar
de ser así sin tu ayuda.
...
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Autor:
Rosendo Ruiz (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de junio de 2025 a las 10:32
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, EmilianoDR, ElidethAbreu, rubén3k 🇲🇽
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