Huyendo

Franjablanca


AVISO DE AUSENCIA DE Franjablanca
Con los fragmentos de esperas
en la dársena del puerto,
fabrico un barco sin velas
y floto haciéndome el muerto.

Con los trozos de botella,
después de la botadura,
hago un puzle de las huellas
que dejó el tiempo que dura.

Con los rescoldos del fuego
que va dejando mi ausencia,
hago cubitos de hielo
(en justa correspondencia).

Con la brisa que me toca
cuando ya no estoy al mando,
oigo decir en tu boca:
las letras se van volando.

Huyendo de los principios,

esquivé a mis propios pasos

y di comienzo a estos ripios

barnizados de fracasos.

Huyendo de las promesas,

de las cuales abomino,

he puesto sobre la mesa

las cartas de mi destino

y me interné en un camino

tan arduo como una gesta

sin lámpara ni Aladino.

Y a ver cómo salgo de esta.

Huyendo, así, de tal huida

en la que me veo inmerso,

no sé si hallaré salida,

porque desde el primer verso

me topo con un acceso

a otra vía desconocida.

Tengo razones de peso

para pensar enseguida

como un ratón sin comida:

¿me la están dando con queso?

 

Huyendo de los gerundios,

contradiciendo al instinto,

me metí en un latifundio

con pinta de laberinto

donde me voy adentrando

en un carril sin salida,

y cuanto más voy pasando

por la senda repetida,

la desazón va aumentando.

Las curvas parecen rectas

y cada recta, un diedro;

repito vuelta tras vuelta

y en cada vuelta me pierdo.

No sé si pasé por esta,

y si pasé, no me acuerdo.

 

Si algún experto en relatos

me deshiciera este entuerto,

aquí le dejo mis datos

(fidedignos, por supuesto):

Mi nombre empieza por Fran;

apócope de Francisco.

Los demás datos saldrán

pulsando en este asterisco *

 

 

 

 

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