No pienso, ni por asomo, que vuelo encarnando.
Suelo apretar lo que no quiero sin aprenderlo.
Si mi pasión es soltar sin parar a llorar,
lloraré siempre, porque ya no me escondo la voz.
Me nutre, sin duda, leer cada verso perfecto.
Cuando quieras, quedamos y me mandas abajo.
Ojalá tuviera ese tiempo y dejara todo lo demás
que realmente me estorba, las letras sí me dan.
Sé que puedo habitar y, con gusto, sentirme lodo,
o tejer con plomo lo que hice mal y, con la edad,
calentitos recauchutados de visión, nueva meta.
Sin duda es genial dejar el pasado y firmar capas
de tierra que nutren posibles facetas,
un topo que, aunque sin alas, escarba
no hacia el cielo, solo el laberinto del ciego,
mientras los secuaces pulen su mármol sagrado.
Qué rico festín de gusanitos me pegué
y qué triste banquete el que tragan sin morder.
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Autor:
CBR (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 3 de junio de 2025 a las 20:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: CBR, alicia perez hernandez, EmilianoDR, JUSTO ALDÚ, Pilar Luna, JAGC
Comentarios1
Este poema es un descenso íntimo y visceral, una confesión que abraza el error, el barro, la sombra, como materia fértil del alma.
Aquí facilmente se construye una poética del despojo y la lucidez: no se vuela, pero se escarba; no se finge luz, se nombra el lodo.
Un auténtico poema el tuyo. Te felicito por su construcción
Saludos
Justo Aldú :
Muchas gracias por leerme desde tan adentro. Me emociona que hayas captado justo eso: no hay alas ni luz fingida, solo la voluntad de escarbar sin miedo al barro. A veces escribir es justamente eso: dejarse cubrir de tierra hasta encontrar un germen, aunque sea diminuto.
Gracias de nuevo por ese espejo tan lúcido que me devolviste.
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