A la sombra

Margarita García Alonso

En el laberinto de mi cráneo, 

paredes azulísimas, traslúcidas

confunden el piso granulado

con nubes de enterísima blancura.

 

No percibo puertas,

pero escucho pasos,

llaman desde el muro,

a un paso de la esquina.

 

Todo se asemeja a la realidad:

la niña que tiene mi rostro

se ha precipitado,

sabe que no se salva.

 

Estoy en el pasillo del caracol,

nada ha sido fortuito

nada he movido,

no he cambiado nada ni a nadie.

 

Todos somos una invención

escrupulosamente desequilibrada

ante científicos.

de Cuaderno de la herborista,

EDITIONS HOY NO HE VISTO EL PARAISO, 2009

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