Oh sublime amor que sucumbe
ante el otoño de nuestro árbol;
Oh laguna seca y sin gris nube
mi ancla has dejado sin barco.
Dulce y blanca mujer de rizos
con labios finos y ojos vastos,
colgaste en la horca al amor,
ahogaste el mar amargo y raso.
Oh girasoles en las montañas,
ramas de árbol como brazos;
Oh mujer de don numérico,
me sumaste y restaste de tu lado.
¿Por qué amarte se siente delito?
Hace meses eras el eco de mi bramido;
ya no te quiero, es cierto, pero tal vez te quiero,
es tan corto el amor y tan largo el olvido.
Bécquer, Neruda, Paz y Darío
entienden este dolor profundo,
del amor marchito que formó su río,
Oh tristeza que aplasta mi mundo.
Revolotean mariposas en invierno,
renacuajos que soñaron ser sapos;
amor efímero que quiso ser eterno,
hoy perecen sin alcanzar el prado.
Oh cuarto que fue nuestro,
irradias recuerdos en mi mente;
¡Derívate! Sal de esta ecuación,
vete, como tu sombra ausente.
De mi mente, de mis calles,
desvanece la sombra que dejaste,
fuera del espacio que habito,
mujer intangible, despéjate...
-
Autor:
Jared Rosado (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 26 de mayo de 2025 a las 14:40
- Categoría: Amor
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Romey, ElidethAbreu, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
https://youtu.be/oVMG9x5ud0s?si=ObcSnVPoBRcWmMI6
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.