MÁS SABE EL VIEJO POR VIEJO…
Vendió su alma al diablo y el diablo lo colmó de favores. Sentado en un banco a las puertas de la catedral hacía balance de una vida dichosa: la esposa más bella, abnegada y servicial que todo hombre de su posición quisiera haber tenido. Pero ya se la había llevado. Unos hijos sanos y obedientes a los que pudo dedicar la mejor de las atenciones y dejarlos en una buena posición; aunque se volvieron avariciosos y sólo ansiaban heredar. Poseía un acaudalado patrimonio y a tantas personas que lo odiaban o envidiaban como fuera posible. Y ahora, en el cenit de su vida, habiendo sobrevivido a tres infartos y diagnosticado de cáncer de colon, esperaba allí, plácidamente, hasta que el último de los feligreses hubiera abandonado el templo tras el oficio de las ocho y media al que, por supuesto, no había asistido.
Por fin salieron el prelado de la diócesis acompañado de su sacristán.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo para levantarse y llegar al centro de la acera. Cuando aquellos dos hombres religiosos estuvieron a su altura, haciendo acopio de hasta el último resquicio de energía que pudo encontrar en lo más recóndito de su decrépito ser les gritó a la cara: «¡Me cago en dios!». El obispo, escandalizado, se persignó, y a continuación lo santiguó diciendo: «Hijo mío, que El Señor te perdone y se apiade de tu alma».
No necesitaba más. Con la misma parsimonia y esbozando una socarrona sonrisa se dirigió al borde de la acera y se arrojó a la calzada bajo el primer vehículo que pasara, que fue un camión de la basura.
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Autor:
Lío Cardo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 24 de mayo de 2025 a las 00:55
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, Antonio Miguel Reyes, Pilar Luna
Comentarios4
Me agrada leer un cuento por aqui, es refrescante
Sí que lo es. Para mí también escribirlo. Salir del derrame de pasión y emociones que requiere el verso para deleitarme en una escritura sin implicaciones sentimentales.
Me gusta ese calificativo: refrescante. Balsámico, también se me ocurre.
Gracias por tu lectura y tu impresión. Un placer.
Saludos afectivos.
Lío.
Nunca viene mal, gracias.
Un abrazo
No, creo que no, compañero. Un poquito de prosa narrativa. Es un ejercicio que practico bastante. Me gustan los relatos cortos. Es más relajado y sorprendente.
Abrazo compartido, Antonio. Un placer, como siempre, saberte por mis letras.
Saludos, maestro.
Lío.
Vamos que engañó al diablo, vendió su alma y Dios le perdonó, muy listo el hombre, saludos.
😃 me quiero imaginar al diablo crispando el puño mientras lo veía partir como diciendo ya te pillaré.
😉
Pero qué listo fue!!!
No había imaginado ese final.
Muy buena estrategia del señor!!!
Me ha encantado este cuento.
Muchas gracias, poeta Liocardo.
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