Manuel

Alberto Escobar

 

 

Manuel no lo sabía
—no es la primera vez
que parto con esta frase,
¿o era una parecida?—. 
Manuel no sabía
que la hiedra, tras trepar
el empinado mampuesto
de un muro, se muere 
al llegar a su filo posterior,  
cual náufrago que tras superar
el rosario de obstáculos del mar
toca la orilla para morirse. 
Manuel era un hombre bueno
—algo cándido, diría—, y por ende
confiado en que el que se le posa
enfrente, la otredad, disfruta 
de esa misma bondad y por ende
de su mismo interés por mezclarse
con el otro en el corto espacio
de tiempo que ofrece un encuentro,
una coincidencia, un —cual si fuera
un Halley que cada setenta y seis años
nos visita— azar del destino, y no, no
toda la otredad goza de lo que él goza
—aunque dice que sufre en silencio—,
pero estoy seguro de que en esos momen
tos de autorreunión, de mirarse hacia den
tro, en ese espejo que todos tenemos
pero que muy pocos se atreven a mirar, 
elasticará una sonrisa de satisfación,
de esas que son bocadillo de esos de choco
late a media tarde y un batido, y mirará
al cielo sintiéndose cumplido en su deber. 
Manuel murió, ayer, de repente, dicen
que fue un escape cerebral, alguna venilla
ya débil de tanto tránsito claudicó de sangre
mientras dormía, en el mejor momento
de morir, cuando se está muerto y se respira...
Su madre es un ecce homo de desolación,
y su novia, atónita, preguntándole a Dios
el por qué tan pronto —solo llevaban dos
meses y estaba empezando a enamorarse
de él, de su bondad sin límites, de su dar—...

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de mayo de 2025 a las 07:55
  • Comentario del autor sobre el poema: Una historia como tantas otras, tan verosímil como ficticia.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 16
  • Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Mª Pilar Luna Calvo
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Comentarios +

Comentarios1

  • Carlos Eduardo

    Fascinante hermano.
    ..........
    Te recuerdo Amanda
    La calle mojada
    Corriendo a la fábrica
    Donde trabajaba Manuel
    La sonrisa ancha
    La lluvia en el pelo
    No importaba nada
    Ibas a encontrarte con él
    Con él, con él, con él, con él, con él
    Son cinco minutos
    La vida es eterna en cinco minutos
    Suena la sirena
    De vuelta al trabajo
    Y tu caminando
    Lo iluminas todo
    Los cinco minutos
    Te hacen florecer
    Te recuerdo Amanda
    La calle mojada
    Corriendo a la fábrica
    Donde trabajaba Manuel
    La sonrisa ancha
    La lluvia en el pelo
    No importaba nada
    Ibas a encontrarte con él
    Con él, con él, con él, con él, con él
    Que partió a la sierra
    Que nunca hizo daño
    Que partió a la sierra
    Y en cinco minutos quedó destrozado
    Suena la sirena
    De vuelta al trabajo
    Muchos no volvieron
    Tampoco Manuel
    Te recuerdo Amanda
    La calle mojada
    Corriendo a la fábrica
    Donde trabajaba Manuel
    ........
    Te recuerdo Amanda
    Canción de Víctor Jara ‧ 1969


    Un abrazo Albertín

    • Alberto Escobar

      Casualidades de la vida, hermano, y además del año en que nací. La vida es bella, como la película de Roberto Benigni.



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