Un viejo amor.
Aún cuelga del umbral,
como un farol que olvida su destino.
Los besos crujen al paso del olvido.
Las manos, sin calor, duermen calladas;
palabras con su brillo ya marchitas,
aún guardan en el fondo lo no dicho.
Las risas se han marchado en retirada,
las penas se disuelven en la nada
y el piano -desafinado- ya no canta.
Mas algo queda: un eco, una presencia,
el alma de un amor que se ha marchado.
L.G.
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Autor:
Lucía gómez (
Offline)
- Publicado: 19 de mayo de 2025 a las 08:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
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