LA DOTE

Irmaelvira Tamez

Dicen que mis cenizas

fueron esparcidas en tierra de cultivo...

Ese polvo que llenó mis ojos por años,

soplaba el viento igual invierno que primavera,

fuese día o de noche.

Guardé mi risa quebrantada por largo rato,

los recuerdos se fueron borrando de a poco,

todos los días ansiaba que pasara algo,

lo que fuera, cualquier rayo de sol disipaba la penumbra.

Cuando me casé, yo fui la dote,

en ese tiempo la aceptó gustoso

y luego le pareció tan pobre.

Por dentro empecé a echar brotes y retoños,

crucé una senda de ideas crecientes que me daban miedo.

La tierra de cultivo se hacía más fertil con cada llanto,

pero yo por fuera, permanecía inefable,

sonriente y con la mirada cubierta

aún por las cenizas. Dentro, otro mundo a punto de nacer,

libre del origen las huellas se volvían libertad.

Un día me sacó del ataúd

y eso cambió mi historia.

Se disiparon moscas y zopilotes,

llegaron unos nuevos que esperan todavía,

pero el pasto es verde y fresco, no tengo intenciones

de volver a morir frente a nadie, todo será en secreto y,

la ceniza de mis ojos será la herencia, no la dote.

  • Autor: Viajera Sin Rumbo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 15 de mayo de 2025 a las 17:38
  • Comentario del autor sobre el poema: Si aun estuviese en uso en nuestra sociedad moderna dar la dote a cambio de que se casaran con la mujer, serías tú la dote? o prefieres ser la herencia de ejemplo para las mujeres de tu familia
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 7
  • Usuarios favoritos de este poema: nachosol, Poesía Herética, Mauro Enrique Lopez Z., Lualpri
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