Cuando el cielo se parte entre noche y aurora,
y el suspiro del viento en secreto los nombra,
el Sol y la Luna —distancia que llora—
se miran de lejos… y el alma se asombra.
Él, fuego en los ojos, corona encendida,
ella, espejo de sueños, guardiana escondida.
Se buscan al alba, se extrañan al día,
se rozan apenas… con melancolía.
La Luna se viste de plata callada,
y el Sol, en su trono, la observa dorada.
Sus órbitas bailan un vals imposible,
amor invisible, destino inflexible.
Pero hay un instante, fugaz y bendito,
donde el universo detiene su rito,
y en eclipse pleno, en fase suprema,
la Luna lo besa… y el tiempo se quema.
Se funden los cuerpos, el cielo enmudece,
el Sol no abrasa, la Luna no ofrece
más sombra que abrigo, más luz que distancia…
Se abrazan los astros en pura constancia.
Y aunque separados por leyes eternas,
la fase más alta los vuelve leyenda.
Así su amor vive, no en lo cotidiano,
sino en cada eclipse… en cada humano.
-
Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 14 de mayo de 2025 a las 14:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Poesía Herética, Alexandra I, Mauro Enrique Lopez Z., rubén3k 🇲🇽, pasaba
Comentarios2
Tienes una caligrafía exquisita. Me gusta tu rima sin encorsetar. Es una balada hermosa hacia un fenómeno que nos sublima y lo has contado a tu manera.
Me ha gustado mucho. Me alegro de haber entrado en tu página.
Me alegro que te haya gustado de haberme encontrado en esta página seguiré subiendo poemas hermosos como siempre
Por supuesto, no dejes de hacerlo, para nuestro deleite.
Gracias
Daniii, un gusto visitar tu portal, disfrutar de tu poesía, gracias por compartir.
Saludos, feliz tarde, Alex.
Un gusto por haberte pasado por acá saludos.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.