Erré mil veces, madre, en el abismo
de la soberbia, el yugo y la quimera,
mas llevo el alma en púrpura flagelo
por redimir mi culpa verdadera.
No imploro ya perdón con voz fingida
ni tiendo el lauro vano del discurso;
prefiero enmendar, con sangre y con herida,
la senda en que te herí, mi único recurso.
Fui náufrago en mi orgullo, mar incierto,
dejé tu amor en mármol sepultado,
mas hoy, con cada acto que convierto,
alzo tu nombre en oro consagrado.
No quiero que mi amor sea solo un vocablo,
ni flor mustia en papel amanecido,
sino el sudor que a diario, inquebrantable,
te alivia el peso, madre, del olvido.
Y si un día al partir, postrada y leve,
ya no recuerdas quién besó tu frente,
será mi mano —humilde y penitente—
la que en tu lecho el corazón te eleve.
Porque aunque el tiempo quiebre la memoria
y el mundo olvide cuánto te venero,
tus ojos verán, como epifanía,
que en mis acciones arde un hijo entero.
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Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 14 de mayo de 2025 a las 12:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Santiago Alboherna, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., Josué Gutiérrez Jaldin, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, ElidethAbreu, EmilianoDR
Comentarios3
Dr. pero q noble y bello poema !! q expresiones, cuanto amor filial, q bellos ideales, notable poema !! graciasssss
Gracias a ti mi amigo, un trozo de mi alma, que lindo que te halla gustado; un fuerte abrazo.
Fui náufrago en mi orgullo, mar incierto,
dejé tu amor en mármol sepultado,
mas hoy, con cada acto que convierto,
alzo tu nombre en oro consagrado.
.......
Versos infinitos, infinitos, infinitos del cielo a la tierra. saludos poeta
Mil gracias por el tiempo obsequiado, soy solo un hijo, un ser humano con defectos y virtudes, abriendo el corazón.
El Corbán, gracias y cualquier madre seria feliz al leerlo.
Abrazos.
Mi amiga, he de decirte, que ayer le imprimí y encuaderné los versos que escribí para ella, fue sorpresa, ella no sabía que me gustaba escribir, y se conmovió hasta las lagrimas; sus lagrimas fueron un regalo que siempre atesoraré.
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