Tú que fuiste mi dios y mi agonía
te alejaste de mí sin avisar
desvanece tu voz la lejanía
y tu imagen se pierde a mi pesar.
Porque la vida supo golpear
en los puntos que más nos dolería,
moriré arrodillada en el altar
de mi fe, por tu risa, y tu alegría.
Y me duele el silencio de tu olvido
que enmudece mi sangre y mi garganta
y trepa por mis venas como yedras.
Te perdoné tu adiós con un gemido
y con una frialdad que me atraganta
mi perdón enterraste entre las piedras.
31 de marzo de 2018
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Autor:
Rosario Bersabé (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de mayo de 2025 a las 07:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 117
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Comentarios3
Porque la vida supo golpear
en los puntos que más nos dolería,
moriré arrodillada en el altar
de mi fe, por tu risa, y tu alegría.
Gracias estimada Rosario, que hermosas letras.
Saludos.
Muchas gracias, Emiliano, por tu visita y comentio.
tan fuerte como bello tu poema Rosario
Muchísimas gracias, Santiago.
Una dolorosa belleza, este soneto.
Preciosa lectura, Rosario.
Un gran abrazo.
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