Yo sé de Corinto un gran colosal,
de ínfula tamaño preocupante,
a superiores dañó por agobiante
y castigaron por verse mortal
La condena: el absurdo mental,
vivir de esclavo, y actuar de errante,
subir, caer, la piedra del arrogante,
convirtiéndose en tragedia habitual.
Sé además otro de vida secuestrada,
como un rocío de eterna caída
ve albas y ocasos de forma apenada;
mas no tiene él jerarquía crecida
y con todo, fue esperanza matada.
¡Pero si soy yo el de alma corrompida!
-
Autor:
angelinho (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 5 de mayo de 2025 a las 07:13
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, EmilianoDR, Francisco Javier G. Aguado 😉, La Hechicera de las Letras, Josué Gutiérrez Jaldin
Comentarios1
Te quedó muy bien la rima. Buen inicio. Bienvenido.
muchas gracias!!!
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.