SEDIENTOS

Irmaelvira Tamez

Nos bebíamos cual sedientos peregrinos que cruzan el desierto,

nuestras pieles se doraban bajo el sol y con la luna

                             -con tanto calor-.

Nos mirábamos, ¡ah sí, cuánto nos mirábamos!

Las caricias sin manos 

-tan sólo con los ojos, con el pensamiento-

hacían de nuestros momentos

instantes callados de letargo y de pasión

posible lo imposible,

poseerte sin tocarte,

beberte en un solo trago y luego, luego saborearte.

  • Autor: Viajera Sin Rumbo (Seudónimo) (Online Online)
  • Publicado: 2 de mayo de 2025 a las 22:19
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 1
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