Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Tacaño. Toni se negó a besarla. Me reí demasiado. Y pensaba: cómo se va a poner ahora! Y se puso toda tonta: lo cierto es que había bebido en una pausa tras larga jornada de pie y meneándose de aquí para ayá en la cafetería. Poco dinero, pero bastaba. Amor? No sé si fue amor o conveniencia. Lo seguro es que era cosa de locos: los dos lo estábamos
Maldito bribón barbado, pirata de ningún mar en concreto, abstracto personage de una obra de teatro jamás escrita, pordiosero del diablo, perro bobo. Cuánto la amo, o la amé? Podría haber anotado la cantidad de lágrimas que despilfarré durante sus ausencias. Lástima. Indemostrable. La única evidencia equivale a esta tinta resbaladiza, esta tozudez de hedonista heremita: en mi cripta el placer se sublima: quintaesencia...
Pero es absurdo darle más vueltas. La ausencia, la ausencia. Suena tan parecido al silencio. Yena la nada con una sensación liviana como viento de primavera, una sensación plomiza como cielo en el desierto. No me acuerdo de qué me dijo aquel día. Ah, el habla, que perdería la capacidad de hablar por pasar tanto tiempo sin decir nada. Y yo dije: nada. Lo consideré suficiente, y eya pareció satisfecha. Yo no sé porque salí afuera, o adentro, entre el silencio y la ausencia, entre la nada y la nada y nada más que nada si no todo. Y me entretenía asomándome al borde del precipicio, aunque el vértigo me punzaba en la cabeza y hacía frío, tanto frío que cuando regresé todavía era de día pero eya se había dormido, dejando nuestra convesación a medias. Quiero decir que todo, o nada, quedó entre mis dos, o más, mitades. Y un gato que deambulaba lentamente por la acera me habló. Dijo: mau. No dijo nada, lo dijo todo, y sin embargo cuando tenía en mente preparada mi pertinente respuesta un perro pesado ladró como si fuera la furia personificada (emperrada). Y ahora heme aquí, exento de sueño, y ni ganas de dormir, aunque qué remedio. Fracciones de tiempo se encierran bajo los ojos seyados de las gárgolas. Antes me acerqué al cementerio y me quedé contemplando el verdín en la cara de una estatua de un ángel justiciero. Creo que me sonreía. Apenas pude verlo entre el humo que salía de mi cuerpo. En fin, cosas del aburrimiento. Detayes, está todo sobresaturado de detayes. Pensarlo es excitante. Me pregunto donde andará Toni. No lo he visto últimamente ni escrito sobre él. Andará haciendo de las suyas. Nos conocemos. Nos dejamos estar cada uno a su bola como escarabajos empujando su todo, su nada, bajo el ardor helado de la noche en el desierto. El pobre Toni -pobretone- siempre gamberreando de incógnito, rampante caracol, tortuga a propulsión, especie innominable de homo sapiens, príncipe o sapo, según convenga. Me burlo de él para ver si así se le ocurre venir a deshacer esta ausencia, este silencio que me atormenta la conciencia con deseos de yorar que acaban provocándome una carcajada que ya habrá despertado a medio vecindario. Me volví a casa. No podía controlarlo. Me estaba sofocando. Lo sentía removerse bajo mi piel. Violento frenesí. Quería una apoteosis para sí el pobre Toni, un instante de iluminación espontánea en mitad del mar de oscuridad, buceando hacia mí, hacia arriba como un náufrago harto de tragar agua, sediento de aire para poder hablar utilizando mi sistema a su antojo para expresar su enojo por no ser sino mi sombra
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Autor:
Romey (
Offline)
- Publicado: 29 de abril de 2025 a las 21:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque
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