TARDES SIN NOMBRE

José Antonio Artés

Hay días en los que no pasa nada…

y, sin embargo, sucede todo.

 

Uno entra en un bar para ver un partido de fútbol,

una excusa, un rincón donde enterrar el tiempo.

 

Y, de pronto —sin aviso—

el tiempo se deja vivir.

 

Algunos poemas nacen

de esas tardes sin nombre,

donde la poesía no se escribe:

se encuentra.

 

En una conversación,

en un gesto,

en la mirada amable de un desconocido

que aplaude sin saber tu nombre,

pero comprende tu voz.

 

Porque hay vivencias que no buscan ser importantes,

pero se quedan.

 

Y, con suerte,

se convierten en versos,

sin que nadie logre explicarlo.

 

Las vivencias más hermosas

no entienden de planes,

solo esperan pacientes

a que alguien, al fin,

se detenga a mirar.

 

José Antonio Artés

 

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Comentarios +

Comentarios1

  • Rosa Maria Reeder

    En este poema se reflexiona sobre la belleza de los momentos cotidianos, esos instantes aparentemente insignificantes donde puede surgir la poesía y la conexión humana. A menudo, son las experiencias más simples, como una conversación o un gesto amable de un desconocido, las que dejan una huella profunda en el alma. El poema invita a apreciar la vida en su totalidad, reconociendo que las vivencias más significativas no siempre están planeadas, sino que surgen espontáneamente cuando nos tomamos el tiempo para observar y estar presentes. En resumen, enfatiza la idea de que la verdadera esencia de la poesía y la belleza de la vida radican en esos momentos efímeros y genuinos que, aunque sutiles, enriquecen nuestra existencia.

    Excelente reflexión

    Saludos cordiales

    • José Antonio Artés

      Muchas gracias por tu profundo análisis. Saludos cordiales



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