UNIVERSO... ¿CARENTE DE SENTIDO?

Alek Hine

 

Un poema es un mundo, una cosmovisión,

a veces transitoria y no definitiva.

 

"Si fuera por el espacio, el universo me rodearía y se me tragaría como un átomo; pero por el pensamiento yo abrazo el mundo" (BLAISE PASCAL, Pensées).

 

"Porque nosotros somos la encarnación local del Cosmos que ha crecido hasta tener consciencia de sí" (Carl Sagan, Cosmos, cap. XIII: "¿Quién habla en nombre de la Tierra?", p. 345).

 

 

 

(silva)

 

Si de tus elementos

no hicieras emerger la rara vida,

serías a lo sumo

funesto, deplorable, deprimente;

visión, esencia hórrida;

terribles, espantosos horizontes;

el cuadro más patético,

la más desoladora panorámica:

Estrellas y planetas

y lunas y asteroides incontables

y fino polvo cósmico

reunidos en galaxias,  

y aquestas, por la débil gravedad,

en cúmulos galácticos

dispersos a través del ancho espacio

oscuro, silencioso,

abierto, sin orillas, infinito...

¡Cuán lúgubre espectáculo:

las tácitas tinieblas inquietantes,

la vasta noche lóbrega y perenne!

Serías por entero

la cosa más absurda;

la máxima expresión del despropósito;

un Mundo aún más falto de sentido;

estéril Universo intrascendente,

objeto por debajo de lo fútil,

vacío de cualquier significado;

materia y energía nada más;

el puro devenir

de una entidad abiótica y sin meta

flotando en el abismo inmensurable,

girando en el absurdo existencial.

 

Podrías, sin embargo, ser ubérrimo

—cual eres en la Tierra tan fecunda—;

el Orbe asaz espléndido,

el Universo pródigo,

el Cosmos harto grávido de vida,

pletórico de "espíritu vital",

mostrando por doquier

variada y deslumbrante exuberancia,

afluencia de prolíficas especies

por todos tus rincones,

cubriendo tus lugares más remotos...

 

Mas aunque fueses Cosmos desbordante

de material vivífico,

aun con la profusión

de innúmeras y exóticas criaturas

por todo tu compás diseminadas,

si no crearas seres

dotados de conciencia (como el hombre,

que busca con empeño sus orígenes

y su razón de ser,

y te supone un ente cognoscible

en términos de causas y de efectos,

y, para sí, se forja mil propósitos,

sin encontrar en ti finalidad),

aún serías Mundo

carente de sentido.

 

Se te concibe nulo de razones,

de móviles, de causas, de motivos...

No se contempla un cósmico porqué,

no obstante verse un tanto paradójico,

por el principio de causalidad.

En cambio, se te aborda por el cómo:

se observan y examinan tu apariencia

y tu comportamiento:

tus ínsitos fenómenos.

 

Creemos que no atiendes a un "¿Por qué?",

y, sin embargo, Cosmos enigmático,

operas cual si fueses una Mente:

Generas y sublimas de tus átomos

la endógena conciencia

—hazaña portentosa—;

conciencia dimanante de un cerebro

de exiguas dimensiones,

inserto en cada cráneo 

de seres cuya estampa

es insignificante,

de parvo aspecto físico

en relación contigo

(con tu tamaño singular exento

de toda proporción

en el brutal contraste).

Mas junto a tu grandor

espaciotemporal de cero límites

—pasmosa infinitud—,

adentro de tu atroz inmensidad,

¿qué cosa no deviene diminuta, 

partícula minúscula,

un mero infinitésimo?

 

Y pese a la corpórea pequeñez

de aquestas almas evolucionadas,

que llevan en sus testas

cual áurica diadema

—intrínseca lauréola,

corona rutilante—

la luz del raciocinio,

los rayos de las mientes intangibles,

el lúcido y abstracto pensamiento...,

por tales especímenes

y a causa de su excelsa comprensión

tú llegas a tener cabal sentido.

 

Tu absurdidad, por ende,

es más que atemperada

—y no por emociones pusilánimes,

sino por razonable fundamento—:

borrada por la simple prevalencia

de seres racionales;

cual sombra por el sol evanescida;

suceso que conlleva, por fortuna,

tu propia salvación...

debido al potencial del intelecto.

 

Nosotros, Homo sapiens —y habitantes

diversos de otros astros, de otros soles

propincuos y longincuos—, somos quienes, 

iluminando el ángulo visual,

la percepción umbrátil,

¡logramos rescatarte del absurdo!,

librándonos también nosotros mismos

de tan aciago enfoque

y juicio tan nefasto.

 

Y si una forma somos —solo una—

que tienes, Universo,

de interrogarte —de certezas ávido

en tu constante búsqueda,

un modo de autognosis—,

por consecuencia lógica,

también somos un medio

con que persigues tantos objetivos.

 

En tal inteligencia

y ponderada óptica,

por fuerza y de manera inapelable,

nosotros resultamos, Universo

magnificente y sobrecogedor,

tus múltiples propósitos,

tus dudas y preguntas por miríadas...

¡y tu plural sentido!

 

 

domingo, 5 de mayo de 2024

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Comentarios +

Comentarios1

  • LORENZO ARATU

    No recuerdo haberte leído.
    Sin embargo, reconozco que ha sido grato detenerme.
    El contenido, interesante y reflexivo, asociado en simbiosis mutualista con la forma.

    Intentaré seguirte.
    Saludos.

    • Alek Hine

      Antes que nada me disculpo por mi tardía repuesta, pero es que no suelo andar por aquí con frecuencia.
      Tampoco recuerdo haberte visto, ya que somos tantos y, supongo, no todos publicamos a menudo.
      Te agradezco el tiempo prestado para dar lectura a mi poema no tan breve y, además, haber dejado tu valioso comentario.

      Espero poder también seguirte.
      Saludos.



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