Mi corazón no entiende

el brujo de letziaga

Mi corazón no entiende
que me abandonases de esa manera,
segura y orgullosa
sin que tu sonrisa se borrase de tu boca...

 

Te fuiste sin destino, pero excitante,
para ser como un ave libre,
que vuela en busca de un nido impresionable,
donde reluzca su oro cada tarde...

 

Y me corre la vida tras de tu huida,
cuando veo que mi tallo se ha doblado levemente,
y que la epidermis ya me luce arrugas
mientras hago solitarios en un bar de mala muerte...

 

Las saetas de los relojes dieron ya muchas vueltas
y los días se escurrieron por sus esferas
en un éxodo hacía mi ocaso,
en una travesía errática con tu viejo recuerdo...

 

Y noto que en las tardes con sol siento frío,
un frío cansado de tardes sin nadie,
de días sin tu nombre,
tiritando en la penumbra helada de tu silencio.

 

Pero a pesar del tiempo pasado sigo esperándote,
por si un día te apetece buscarme,
lejos de la cúspide,
en la cueva austera de éste hombre triste.

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