el brujo de letziaga

Vistete ya.

Vístete ya
el corpiño y la falda,
y acude ufana a tu capilla.

 

Que su eminencia
te aguarda en la sacristía,
blonda serrana.

 

Es un capellán
de una obscura presencia.
Bendito sea.

 

Tiene mucha barba.
Un anacoreta
que toma leche de cabra.

 

Tú te piensas
como una pastora resuelta,
que no pasará nada.

 

Pero ¡Ay Dios!
que te cuenta una historia
de una ceremonia.

 

Y te invita
a una gran hostia,
con su carne enhiesta.