Tesoro

Caramelo de Ricina

Escribí este poema

a la medida de tu ausencia:

inabarcable para un adiós.

 

Tan diminuta era la espina que cabía en tu palabra

y tan grande fue el dolor

que el olvido desistió. 

 

Tantas noches

abracé las tempestades

desatadas por tu amor mal curado

y,

enferma de esperanza,

mantuve con vida tu regreso.

 

Con los pulmones llenos de ceniza,

avivando los recuerdos,

ardiendo soledad.

 

Estoy de nuevo,

acá,

esperando que preguntes por mí, 

con el puente

de puntos suspensivos

que nunca cruzaste

y la quemadura del "perdón"

que apagaste en mi frente,

aunque no hayas preguntado por mí. 

Voy a quedarme

un poco, acá. 

Hasta el final.

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Comentarios1

  • Haz Ámbar

    Excepcionalmente divino.

    Un saludo



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