Tuve sueño

Alberto Escobar

 


Si te dan papel rayado, 
escribe de través; si atravesado, 
del derecho. 

—Juan Ramón, simplemente. 

 

 


Tuve sueño.
A las dos mi cuerpo empezó a ser
un fardo sin sentido, a merced
de quien quisiera entrar en mi cuarto.
A las ocho —sin que un sonido estridente,
a excepción del oleaje acostumbrado
que entra por la ventana, me despertara—, 
los ojos dieron una primera cuenta
de que la luz ya salió al aire ambiente, 
demasiado pronto para lo que convenía
a mi descanso y posterior rendimiento laboral. 
A las ocho —contra pronóstico—, un impulso,
una especie de muelle que saltara del colchón
y a modo de palanca erigiera mi tronco, me alcé
hacia el mundo y sus quehaceres, hacia el aliciente
que el no saber extiende como un telón de teatro.
A las ocho —antes de que Mercadona abriese 
su estómago alimenticio al común mortal— tuve 
que ganar tiempo para que el tiempo ganado
no lo perdiese delante de unas puertas cerradas, 
a cal y canto, y tuviera que lamentar la insensata prisa.
A las ocho —lleno de una energía inusitada— me abrí
a la suciedad ambiente para devorarla, introducirla 
a la fuerza en cubos de basura y bayetas contra la polvareda, 
amaestrarla como si sus ácaros fuesen leones de circo
que retaran a muerte a su adiestrador; una especie 
de loca odisea contra toda inmundicia ambiente. 
A las ocho —¡que no se repita más este percance!—, 
tuve que ponerme a hacer cosas en vez de seguir durmiendo,
y eso —créanme de veras— no se lo perdonaré de por vida
a mi madre Naturaleza —y sobre todo no le perdonaré, 
por su inmensa ironía en ello, que me revistiera cual malvada
bruja de tantas ganas de trabajar. No, eso no se lo perdono...
A las ocho, todo eso —como si el Ulises de Joyce me poseyera—, 
me pasó durante unas horas, por la mañana, por esta mañana...
Solo de dos a ocho, como si la muerte que entraña el sueño
fuese una jornada laboral, y dejara así de ser muerte, sueño.
No, no te perdono madre Naturaleza aunque tengo que acatarte.
No soy nada ni nadie frente al torrente de tu fuerza, nada, nadie...

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de agosto de 2023 a las 07:23
  • Comentario del autor sobre el poema: Perdón por faltarle el respeto a una diosa, a mi diosa, mi Naturaleza....
  • Categoría: Perdón
  • Lecturas: 13
  • Usuarios favoritos de este poema: Nitsuga Amano, Juez, Omaris Redman.
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Comentarios1

  • Syol *

    un deleite de prosa Alberto. Leerte es garantía de buen gusto...

    Felíz día poeta...

    • Alberto Escobar

      Igualmente digo contigo. Un abrazo Syol, siempre fiel a este escondrijo mío,



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