El mundo y el azur

Joaquín Adduci

Detrás del cuenco azur,
duendes de sal gimen como Dios.
Tocan con sus uñas y sus ojos de mimbre,
el cielo de fieltro que cubre el pasto. 
Y es que hoy soy la cruz 
que reposa bajo un río verde,
y con mi cuerpo de mármol,
me hago frío y me voy... 

Pues, la corriente es lo que 
transita mi torso como las 
veredas transitan la vida,
y los bichos de la urbe.

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