Andan por las calles anchas, como perdidos,
y llegan a las esquinas donde uno se topa
con la gente y su andar ciego.
Los callejones yacen dormidos en su pereza
y de los balcones
caen desmayadas las suculentas,
y ellos siguen,
andan con la prisa enroscada en las piernas
y una pesadez sin sonido.
Sucede que hoy amanecieron siendo
un poco menos que nada,
por ello buscan el amparo,
el refugio en las hojas primeras de este otoño,
pero el desamparo agita sus crueles párpados,
llega con su airecillo de muerte
a soplarles la piel enjuta y pobre.
Y ellos siguen, siguen su rumbo
sin saber lo que pisan,
ya sean hojas difuntas
o lluvia pegada al suelo:
van arrastrándose siempre
con su movimiento ceremonial sobre el lodo,
tal vez extraviados, como hijos nacidos
del vientre pegajoso de la inercia.
No hay más qué decir
en este cementerio de palabras muertas,
solo que a veces mis pies tristes llegan,
cansados y sin alma,
a maldecir entre uñas.
-
Autor:
Manuel Valles (
Offline) - Publicado: 26 de febrero de 2023 a las 16:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: Omaris Redman, Miguel Ángel Miguélez, Texi.
Offline)
Comentarios2
Interesantes letras!
Muchas gracias, Omaris, este poema lo escribí después de caminar un rato y al sentarme en la banca de un jardín, andaba algo triste, pero el hecho de escribirlo me alivio en mucho el alma. ¡Saludos y abrazos!
Una descripción poética muy bella, con mucha nostalgia, observación y poesía en torno a todos los detalles que rodean al sujeto, los pies...
Un placer de lectura, Manuel. Gracias por compartirlo.
Saludos,
Gracias a ti, Miguel Ángel, por leerlo. Y gracias por tu comentario. ¡Abrazos! 👍
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.