Las ruedas andantes son mi único recuerdo
Muchachas floreadas daban pasos en falso
De pronto conocíamos todos los rituales
El rocío de los roqueríos me llamaba
Las olas se volcaron nuestro único lenguaje
El viento educaba a los niños
A la par, el fuego se hizo espacio entre el silencio
El soplido de los nuevos aires se teñía en agua de mar
Que susurraba en tu oído
Pensé en el tabaco y en los cristales
Los niños jugaban con el ardor del verano
Las niñas fumaban en el alféizar
Y el tiempo sería, a la larga, nuestro único alfabeto y consuelo.
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Autor:
Silvestre Lihn (
Offline)
- Publicado: 19 de abril de 2021 a las 11:45
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 47
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