Mi niña llorona,
entonas la canción de día;
tranquila llega la noche,
a tus rubores de melancolía.
Mi niña de matices tristes,
grisácea de porfías;
sombrío aire respira tu tabique,
que trasluces como cristalizada,
-entre suspiros- a alguien extinguirse.
Mi niña bien vestida de lana,
manta de polillas irse en vuelo;
ovejero soy que ladra sin rebaño,
clamando un avecilla para tus ramas.
Mi niña de cuentos de fábula,
fogata incendiaria de bosques;
acampa aquí esta noche,
acampa aquí hasta la mañana.
Ay, mi niña celeste,
de pestañas blancas,
y aromas campestres.
Ay, mi niña venerada,
ojalá tú existieras;
ojalá tú amaras.
Ay, mi niña estatua,
muda y fría piedra;
¡ojalá tú amaras!,
ojalá el vivir te quisiera.
Ay, mi niña soñada;
ojalá tú no fueras,
ojalá tú amaras;
ay, mi niña de lágrimas,
ojalá no fueras quien se muere.
Ay, mi niña ártica;
ojalá fueras providente,
y el sol te quemara;
ojalá tú revivas,
ojalá tú amaras.
Comentarios5
Bellísimo Ellie!
Pará colgarlo en la pared!.
Felicidades!
Abrazos!
¡Muchas gracias, Johanny!
Un abrazo de oso.
Oh, cuánta sensibilidad poetisa!
Un abrazo
¡Gracias, María! Va otro.
Hermoso y muy original, me encantó la temática, y la forma de abordarla. Saludos poeta,
Mil gracias, Paty; celebro que le haya gustado.
Le envío un saludo.
Excelentes tus versos con mucho corazón escritos
felicidades y saludos
Muchas gracias, Elena. Va otro saludo!
Bello poema a esa niña dueña de nuestro amor, tal como la mía que fue regalo de Dios
y que me acompaña ante la ausencia eterna de su mami.
Un placer haber pasado por tu inspirada poesia que me ha gustado mucho.
Saludos
MANUEL
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.